Aunque tengo varios viajes a los que me gustaría dedicarle un post (Tailandia, Nerja o Dusseldorf), esta vez vengo de vuelta al blog con un post sobre mi recién terminado viaje a Mallorca, ¡una inmejorable manera de comenzar el verano!
En total he estado 7 días en la capital de las Islas Baleares, una isla que oferece de todo y para todos: calas de agua cristalinas, playas, sierras por las que conducir, montar en bici o hacer senderismo, fiestas para los más jovenes o zonas de relax para los más mallores y familias.
Aún tengo pendiende la realización de un vídeo del viaje, pero mientras llega el vídeo en cuestion, os dejo con una pequeña galería de fotos y un breve comentario de lo que hicimos cada día.
VIDEO VIAJE PENDIENTE DE REALIZACIÓN
Día 1: Relax en El Arenal
Llegué al hotel de El Arenal sobre las 10 de la mañana. Era el primer día de toda la semana, y al no tener aún el coche alquilado decidí estar el día entero de relax en las playas de aquella zona. El Arenal es una zona que te puede gustar más o menos según el tipo de viaje que estés buscando y que puede dar a una idea equivocada de todo lo que es Mallorca si simplemente vienes aquí a salir de fiesta y nada más, ya que se caracteriza por la población masiva de extranjeros (especialemente alemanes) que vienen aquí sólo a salir de fiesta.
Día 2: Ruta hasta cala Blava y traslado hasta Can Picafort
Debido a que tenía que esperar a que llegaran a recogerme en el coche alquilado tras el almuerzo (mis amigas venían un día después desde Madrid), decidí pasar la mañana del lunes dando una vuelta en bicicleta en las afueras de El Arenal. El dueño de una de las tiendas no quiso alquilarla dado que no disponía de bicicletas de carretera y me aconsejó no coger una debido a las condiciones de la carretera.
Finalmente decidí aprovechar la mañana dando un paseo hasta Cala Blava bordeando los acantilados que se encuentran al sur de la zona. La zona por este paseo es mucho más tranquila y con las aguas mucho mejores, con la diferencia de que el paseo esta lleno de calas de roca, que pueden resultar algo incómodas para algunos (es imprescindible llevar pies de gato para este tipo de calas si quieres mayor estabilidad y evitar un accidente o un corte con las rocas).
Una vez me recogieron con el coche, nos dirigimos al norte hacia Can Picafort, el pueblo donde teníamos reservado el hotel. Can Picafort es una zona muy tranquila y con apenas zonas de fiesta, ideal si simplemente se quiere estar de relax.
Pasadas las 12 de la noche del 23 de junio al 24, hicimos una mini hoguera en un cenicero en honor a la noche de San Juan. Ha sido la hoguera más pequeña que he celebrado en mi vida, pero no por ello la menos especial. No todos los días pide uno deseos desde la azotea de un hotel de Mallorca.
Paseando por la costa desde El Arenal hasta Cala Blava
Finalmente decidí aprovechar la mañana dando un paseo hasta Cala Blava bordeando los acantilados que se encuentran al sur de la zona. La zona por este paseo es mucho más tranquila y con las aguas mucho mejores, con la diferencia de que el paseo esta lleno de calas de roca, que pueden resultar algo incómodas para algunos (es imprescindible llevar pies de gato para este tipo de calas si quieres mayor estabilidad y evitar un accidente o un corte con las rocas).
Playas de Can Picafort
Pequeña hoguera para celebrar la noche de San Juan
Día 3: Visita al Cabo de Formentor y festividad de San Juan en Muro
En el tercer día, y el primero de ruta en coche, decidimos ir al extremo norte de la Sierra de Tramontana, que finaliza en el mismísimo mar con el Cabo de Formentor, una carretera repleta de curvas en las que hay que ir cambiando de marcha cada 10 segundos mientras se conduce y que finaliza en el faro que veis en la foto de abajo.
A mitad del camino os encontraréis con un pequeño mirador que es uno de los puntos más pintorescos de todo el recorrido, y junto al cual también se puede acceder a una carretera que conduce al punto más alto de la zona.
Una vez terminado el recorrido, decidimos ir a alguna playa a pasar el día. Pensamos en ir a la playa de Formentor pero el precio del parking era de 10 euros, así que desistimos y nos acercamos a Port de Pollenca para relajarnos en las playas de allí.
Cabo de Formentor
Una vez terminado el recorrido, decidimos ir a alguna playa a pasar el día. Pensamos en ir a la playa de Formentor pero el precio del parking era de 10 euros, así que desistimos y nos acercamos a Port de Pollenca para relajarnos en las playas de allí.
Playa de Formentor
Una vez en la mencionada playa, leimos por internet, por comentarios de amigos y por la propia guía que la Playa de Formentor era una de las más famosas de toda la isla, así que decidimos volver y pasar la tarde allí.
La playa en sí es muy pequeña en cuanto a superficie de arena se refiere, ya que no hay mucho sitio para ponerse. Por el contrario, las aguas de la playa son cristalino puro, donde es una delicia darse un baño con las gafas de natación o de snorkel y simplemente disfrutar de las vistas.
Fuegos artificiales en la localidad de Muro
De vuelta a Can Picafort decidimos hacer una pequeña parada para tomar un café en el pueblo de Alcudia, donde también dimos un breve paseo. Tras ello, fuimos al hotel a ducharnos para ir al pueblo de Muro, donde se celebrava el fin de las fiestas de San Juan con concierto gratuito de Chenoa y fuegos artificiales.
Tras una noche de no mucho descanso, nos dirigimos esta vez a la costa este, comenzando por el norte. Tras una parada en Cala Ratjada, tomamos dirección sur hasta la única de las calas vírgenes que visitamos en la isla: Cala Varqués.
Aunque prácticamente no tiene señalización, fue el sitio que más me gustó de todos los que visité. Para llegar hasta allí es necesario meterse por un camino de chinos en los que avanzamos con fincas privadas a ambos lados de la carretera. Al final del camino sólo hay una verja, que habrá que cruzar andando, iniciando un camino de unos 20 minutos hasta llegar a la famosa cala.
A pesar de estar bastante escondida el lugar está abarrotado de gente, y no es para menos. Avanzando desde la playa, podemos nadar unas aguas turquesas casi cristalinas hasta la cueva que se ve en el fondo de la foto de arriba.
Como no teníamos más días en el itinerario para llegar a Sa Calobra, decidimos hacerlo en el mismo día que visitamos Cala Varqués. Sa Calobra es una de las rutas más pintoréscas de toda la isla, ya que para acceder es necesario atravesar Tramontana de lado a lado, subiendo a la cima para posteriormente bajar hasta el nivel del mar.
Las carreteras son increíblemente enrevesadas, un auténtico panorama para los amantes de la conducción y para los que disfrutan yendo de pasajeros en lugares como este.
La verdad es que el recorrido hacia Sa Calobra merece la pena. Nosotros fuimos al atardecer con la idea de ver la puesta de Sol desde una de las calas de piedra que se encuentran atravesando una cueva en el camino.
En invierno, justo antes de llegar al mar podremos ver una pequeña cala de agua dulce junto al mar, debido al agua que cae de los ríos que bajan Tramontana.
Aunque prácticamente no tiene señalización, fue el sitio que más me gustó de todos los que visité. Para llegar hasta allí es necesario meterse por un camino de chinos en los que avanzamos con fincas privadas a ambos lados de la carretera. Al final del camino sólo hay una verja, que habrá que cruzar andando, iniciando un camino de unos 20 minutos hasta llegar a la famosa cala.
A pesar de estar bastante escondida el lugar está abarrotado de gente, y no es para menos. Avanzando desde la playa, podemos nadar unas aguas turquesas casi cristalinas hasta la cueva que se ve en el fondo de la foto de arriba.
Carretera hacia Sa Calobra
Las carreteras son increíblemente enrevesadas, un auténtico panorama para los amantes de la conducción y para los que disfrutan yendo de pasajeros en lugares como este.
Sa Calobra
En invierno, justo antes de llegar al mar podremos ver una pequeña cala de agua dulce junto al mar, debido al agua que cae de los ríos que bajan Tramontana.
Día 5: Recorrido por la zona sur de la Sierra de Tramontana
Al día siguiente decidimos hacer una ruta rural atravesando la parte sur de la sierra de Tramontana. El primer lugar visitado fue Valdemossa, probablemente el pueblo de interior más famoso de toda la isla. La verdad es que las vistas panorámicas desde los miradores son exquisitas, pero una vez dentro del pueblo su encanto se ve reducido, especialmente porque debido a las visitas masivas de turistas parece más un parque temático que un pueblo, y probablemente no encontrarás un sitio en el que puedas aparcar el coche sin paquímetro.
Avanzando un poco en dirección a Deiá encontramos Son Marroig, un edificio privado que forma parte del patrimonio histórico de España. Por el precio de 4 euros se puede visitar el interior y sus jardines, así como hacer una ruta hasta la península que se ve en la foto de abajo, de unos 3 kilómetros cada ida, aunque para hacer el camino no es necesario entrar a la casa, hay que saltarse una verja que se encuentra a la izquierda.
Bajando el camino hacia la península que puede verse desde el mirador Na Foradada, junto a San Marroig. Casi al final de la ruta decidimos meternos en una cala escondida, de piedras, a la que puede accederse tras un árbol que se encuentra a la derecha del camino, justo al final de la cuesta. Para acceder es necesario bajar un barranco de rocas para las cuales es necesario tener algo de físico si se quieren bajar sin mayor problema.
Tras visitar San Marroig, seguimos rumbo en la carretera hasta el pueblo Deiá, que también tiene una cala con el mismo nombre donde se pueden ver una especie de regios en los que se puede entrar con un poco de cuidado.
La cala es una cala de rocas, y además de ser un poco incómoda también tiene mucha mierda, pero es uno de los sitios donde más peces pudimos ver bajo el agua. También hay una especie de camino escondido mediante el cual se puede subir hasta la cima de las rocas y contemplar las vistas del mar desde lo alto.
Para terminar el día, decidimos conducir hasta Port de Soller y dar un paseo por el paseo marítimo junto a la playa y los barcos que allí permanecen varados. Allí tomamos algo de picar y beber y nos sentamos hasta contemplar la preciosa puesta de sol que puede verse en las fotos.
Desde uno de los balcones de Son Marroig
Vistas desde el mirador de Na Foradada
Cala de Deiá
La cala es una cala de rocas, y además de ser un poco incómoda también tiene mucha mierda, pero es uno de los sitios donde más peces pudimos ver bajo el agua. También hay una especie de camino escondido mediante el cual se puede subir hasta la cima de las rocas y contemplar las vistas del mar desde lo alto.
Puesta de sol en Port de Soller
Día 6: Visita al archipiélago de Cabrera y fiesta en Palma de Mallorca
A falta de prácticamente un día para dejar la isla reservamos un tour para pasar el día completo en la isla de Cabrera a través de www.marcabrera.com. A Cabrera sólo se puede llegar en barco, ya que el conjunto de islas es un parque nacional protegido de número de visitantes diarios limitado (creo recordar que 200 al día). El tour vale 40 euros, aunque había gente que había comprado bonos de descuento en páginas como Groupon o Let´s Bonus.
En Cabrera hay varias cosas por hacer, como visitar un castillo, un museo, realizar rutas de senderismo o simplemente relajarse en una de las tranquilas playas que hay por allí. Debido al calor, nosotros sólo visitamos el castillo para posteriormente pasar el día de relax en la playa.
De vuelta a Colonia Sant Jordi, de donde se cogen los barcos, hicimos una pequeña parada en las famosas cuevas azules, donde el agua tiene un color azul eléctrico bastante bonito de ver, sobre todo si tienes gafas de natación o buceo para ver bajo el agua.
De vuelta de Cabrera volvimos a la zona de El Arenal, donde teníamos resevado el hotel para el resto de la estancia. Después de una ducha y cenar algo, nos fuimos a Palma de Mallorca a salir por allí de fiesta.
Estuvimos en una especie de recinto que pusieron junto a la catedral al aire libre con motivo del Orgullo Gay de Palma de Mallorca, desde donde nos dirigimos a un pub para posteriormente acabar en Pachá Mallorca. Seguro que no tan popular como la de Ibiza, pero es una discoteca con muy buen ambiente.
Cuevas Azules en el archipiélago de Cabrera
De vuelta a Colonia Sant Jordi, de donde se cogen los barcos, hicimos una pequeña parada en las famosas cuevas azules, donde el agua tiene un color azul eléctrico bastante bonito de ver, sobre todo si tienes gafas de natación o buceo para ver bajo el agua.
De fiesta en Pacha Mallorca
Estuvimos en una especie de recinto que pusieron junto a la catedral al aire libre con motivo del Orgullo Gay de Palma de Mallorca, desde donde nos dirigimos a un pub para posteriormente acabar en Pachá Mallorca. Seguro que no tan popular como la de Ibiza, pero es una discoteca con muy buen ambiente.
Día 7: Relax en la playa de Es Trenc y paseo por Palma de Mallorca
Para despedir Mallorca, después de apenas dormir tras salir de fiesta, decidimos ir a pasar el día completo a alguna playa. Por recomendación, fuimos a Es Trenc, una de las más famosas de toda la isla.
Junto a la playa de Can Picafort, ha sido la única playa de todas las que hemos estado en las que hemos podido dar un paseo junto a la costa. Las aguas, al igual que casi todas las de la isla, son muy cristalinas, con la única pega de que en algunas partes hay demasidadas algas marinas que no se pueden retirar porque está protegidas.
Por último, y para no marcharnos de la isla sin ver nada de la ciudad de Palma de Mallorca, estuvimos dando un paseo junto al puerto y hasta la altura de la catedral de la ciudad. Palma tiene muchas otras cosas para ver, entre ellas el famoso castillo de estilo gótico de planta circular.
Junto a la playa de Can Picafort, ha sido la única playa de todas las que hemos estado en las que hemos podido dar un paseo junto a la costa. Las aguas, al igual que casi todas las de la isla, son muy cristalinas, con la única pega de que en algunas partes hay demasidadas algas marinas que no se pueden retirar porque está protegidas.
Catedral de Palma de Mallorca
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