Cazorla desde el Balcón de las Herrerías
Aunque soy natural de Huelva, lo cierto es que nunca había dedicado tiempo a visitar el mapamundi andaluz. La verdad, es algo que puede parecer un poco inexplicable pero que al mismo tiempo es de agradecer por mi parte, ya que creo que a estas alturas disfruto muchísimo más cada visita en comparación con haberla visitado hace varios años.
Hace unas dos semanas pasé un fin de semana en el precioso pueblo de Cazorla, justo en el borde del famoso parque natural, uno de los más extensos de Europa y conocido por el nacimiento del río Guadalquivir.
El motivo de la visita al pueblo fue la participación en la Eternal Running. Después de la increible Spartan Race de Sídney (que por cierto este año llega a España) ésta es la segunda carrera de obstáculos en la que participo.
Una de las calles de Cazorla
El pueblo en sí no es de gran extensión, pero para su pequeño tamaño cuenta con un patrimonio realmente encantador, comenzando por el Castillo de Yedra, visible desde numerosos puntos del pueblo, siendo el Balcón de las Herrerías el más popular, desde el que también se puede acceder bajando una cuesta a la plaza principal, que es además la más antigua del pueblo. Junto a ella se encuentra la Iglesia de Santa María, que parece una especie de piedras en ruinas con una parte conservada y visible, una mezcla atípica que en conjunto resulta muy encantadora.
Iglesia de Santa María
Además de las calles del pueblo, llenas de las típicas casas andaluzas de un blanco resplandeciente y balcones adornados con coloridas flores, el pueblo tiene un precioso paseo junto a uno de los riachuelos del que no pude tomar fotos porque únicamente lo visite en el recorrido de la carrera.
Pistoletazo de salida... ¡Comienza la carrera!
En cuanto a la carrera, escuché hablar de ella buscando carreras de obstáculos en España. Dado que la edición española de la Spartan Race sólo se celebraba en Madrid y a un precio mucho mayor (también es verdad que está mucho mejor organizada), decidí apuntarme a esta carrera por algo menos de 20 euros la inscripción, que se puede realizar desde su página web para cualquiera de las ediciones en su gran colección de ciudades a visitar.
Trepando un camión de paja
Aunque el lema de la carrera es bastante desafiante - "Si llegas, serás invencible... si no, habrás fracasado" - la carrera no es ni mucho menos tan dura como la pintan, no más allá de las cuestas del sitio en el que participes.
Más allá de los obstáculos en el comienzo y el final de la carrera, el resto del recorrido es el mismo que el de cualquier otra carrera. Con la gran distinción y aliciente del enfoque que tienen tanto los organizadores como los participantes en la edición.
Escalando camienes con cubetas
¿En qué carreras podrías ver a un grupo de amigos cruzando la línea de salida bailando Paquito el chocolatero? En las Eternal Running prima más el pasarlo bien y el cachondeo que los tiempos de meta. Para empezar, una carrera donde los avituallamientos ofrecen vino y chuches no puede ser una carrera seria. En realidad, yo diría más bien que las Eternal Running están destinadas a ser el carnaval de los runners: hay un premio para el mejor disfraz y los participantes realmente se unen a la causa, ya que al menos un 60-70% de los mismos asistió al evento con un disfraz.
Mis amigos y yo antes de la salida
Finalmente, acabé la carrera en una hora y cinco minutos avanzando a una velocidad bastante tranquila. El primer corredor alcanzó la línea de meta en algo más de 30 minutos en lo que se supone que era una carrera de 10 kilómetros, aunque yo dudo que llegáramos a los 7 kilómetros de distancia.
Aún así el resultado ha sido gratamente satisfactorio. He de decir que es la primera carrera en la que participo como grupo con amigos, algo que me ha hecho mucha ilusión, y gracias doy a todos ellos de querer haberme acompañado a este evento.
A continuación os dejo el vídeo oficial realizado por la organización tras el evento, donde se puede ver el increible ambiente generado en la carrera. Probablemente repitamos en la edición de Málaga en septiembre... ¡y con un mejor disfraz!