"Challenges make life interesting.
Overcoming them makes life meaningful"
Mientras que a la gran mayoría de los mortales el hecho de salir a correr les genera la mayor de todas las perezas, a mí el mundo del running es algo que cada vez me apasiona más. El hecho de ponerte a prueba y superar el reto no es sólo un ejercicio físico, es un entrenamiento mental, es gratificación de ver que todo esfuerzo tiene su recompensa.
Spartan Race es la sétima carrera en la que participo y, por primera vez, se trata de una carrera de obstaculos. 7 kilómetros en terreno montañoso con un total de 15 obtaculos a superar, una experiencia que a priori puede parecer muy dura, pero tan divertida al mismo tiempo que hace que te olvides del resto.
"When you want to success as bad as you want to breathe, then you will be successful"
¿QUÉ SIGNIFICA SPARTAN RACE?
Spartan Race es la más dura y competitiva de todas las carreras de obstaculos existentes en el mundo (según definición de marketing). Con eventos en Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa, el reto consiste en superar cuatro diferentes modalidades. Las distintas versiones de la carrera, inspirada en los espartanos, se diferencian en longitud y tipo de obstaculos: 7, 10, 20 y 40 kilómetros respectivamente.
Por supuesto, yo he hecho la más fácil de todas, que se compone de unos 7 kilómetros y 15 obstáculos. Los diferentes obstaculos requerirán habilidades técnicas y físicas, ya que es necesario correr (obviamente), nadar, trepar, escalar, saltar o arrastrarse por el suelo. Cierto tipo de obstáculos sólo pueden intentar superarse una sóla vez, siendo necesario hacer 30 burpees en forma de penalización si fracasas en el intento (salto, agacharse y flexión, y así hasta completar la serie)
CRÓNICA DE LA CARRERA
Vídeo reportaje del evento en Sydney
Llegamos al recinto sobre las 9:25 de la mañana, y en apenas unos 10 minutos ya estabamos en la línea de meta esperando el momento de salir. El pistoletazo de salida suena y los participantes, con temor a reventarnos en los primero 5 minutos, empezamos a correr lentamente. Apenas corremos 100 metros cuando el tramo empieza a demostrar el por qué del nombre que tiene: hora de nadar el primer lago.
Tras ver vídeos sobre la carrera, yo ya sabía que me iba a mojar, ¡pero no tan pronto! El correr se hace más difícil, cada paso te permite escuchar el pequeño charco que se ha formado dentro de tus calcetines y te recuerda que ahora corres con más peso encima.
Después de unos minutos llegamos al primer obstáculo real: Alambre de espinos. En total unos cinco minutos arrastrándose bajo alambre haciendo la croqueta con cuidado de no rozar esos pinchos y hacerse una herida de guerra. Algunos se mueven demasiado porque hay gente delante tuya que probablemente los haya golpeado primero.
Tras otros cuantos minutos corriendo y quitándote el mareo de encima encuentras el siguiente obstáculo. Cuatro montañas artificiales de barro con pequeños lagos entre cada una de ellas. Tú, que te has subido a montones de montañas de arena de pequeño piensas "Va, esto es cosa de niños", pero tu seguridad se desmorona al mismo tiempo que empiezas a resbalarte en el barro mojado. Primera postilla en una de las rodillas.
Seguimos corriendo. Tras unos 500 o 600 metros de terreno montañoso nos encontramos con el segundo lago, esta vez de unos 20 metros de largo. Es aquí cuando me doy cuenta de que el peso del agua en los zapatos hace más difícil el nadar a crol, por lo que empecé a nadar a braza. Tras el ejercicio acuático llega la primera prueba técnica: mantener el equilibrio. Hay que andar unos 15 metros en zig-zag en unas tablas de madera muy finas. Llega aquí el primero de mis muchos fallos. ¡Penalización! 30 burpees.
Tras un largo tramo corriendo, comienza mi gran festival de burpees. Empezamos por las monkey bars: unas 15 barras con más o menos 50cm de diferencia entre cada una y la siguiente, a avanzar con la fuerza y técnica de tus brazos. Intenté poner todo mi empeño, y llegué más lejos que muchos, pero desgraciadamente me resbalé en la segunda mitad del obstaculo, hay que tener cuidado porque aquí encontré a una persona siendo atendida por los servicios médicos en el suelo, algo lepasaba en el hombro. ¡Penalización, 30 burpees!
Tras una pequeña montaña, llegamos a un muro de unos 2,5 mestros de altura. ¡Por fin algo que se me da bien! Tras una carrerilla, apoyé mi pierna derecha en el muro y me inpulsé hacia el tope, para posteriormente subir el resto de mi cuerpo con los brazos.
Tras el muro se encontraba otra de las pruebas que no he intentando en mi vida: ¡Escalar un muro vertical! Los monitores avisan... "tómate tu tiempo". Empecé muy despacio con miedo a no caer, hasta que llegué a un cuello de botella. Yo no tenía ni idea de como avanzar, e incluso un voluntario vino a animarme. "Venga, que el siguiente paso es el más difícil, lo demás lo puedes hacer". Tras pensar mis movimientos, conseguí hacer el siguiente paso, y no se si fue el hecho de pensar que el resto era coser y cantar, que en el siguiente movimiento lo que pisó mi pié no fue el siguiente peldaño, fue el suelo. ¡Penalización, 30 burpees más!
Finalizadas las malditas burpees (tuve que descansar cuando llevaba unas 15), llega la prueba más técnica de toda la carrera, el lanzamiento de lanza. Consiste en lanzar la flecha a una diana de paja y que ésta se quede clavada. "Burpees aseguradas", pensé yo. Efectivamente, conseguí dar en la diana pero la lanza no se quedó clavada. ¡Penalización, 30 malditas burpees más!
Acabado el lanzamiento fallido, llegaba el reto más grande de todos para mí: trepar una cuerda y tocar una campana en el techo. Tras unos 30 segundos pensando cómo afrontar la prueba y ver cómo gente con mucha más preparación que tú están callendo como moscas, me decidí acercarme a la cuerda. Desde abajo parece todo un camino por recorrer pero yo me dije: "¡Venga Ignacio, échale cojones, que tú llegas!" Tras subir algo más de medio camino de cuerda, mis cojones se vieron afectados por la gravedad. ¡Penalización, y otras 30 jodidas burpees!
Después de 150 burpees acumuladas ya uno hasta le coge el gustillo a hacerlas. Por suerte, tras ello tocaba correr un rato. Pocos obstáculos me encontré durante el siguiente kilometro, sólo tuve que saltar pequeños muros y unos triángulos en forma de Tablerone. Tras ello, la prueba más difícil de toda la carrera comenzaba: ¡Cargar con un saco de arena! El saco, de unos 15Kg de peso según mis cálculos, tenía que ser transportado a lo largo de toda la montaña que veis en la foto, tanto subida como bajada, que tardé en completar algo menos de 20 minutos.
Una vez terminado con el saco, tocaba volver a pasar por los Tablerone, pero esta vez por el interior de ellos al estilo Rambo. Sobrepasado este pequeño obstáculo y un par de muros sin importancia, la ruta tomaba sentido directamente hacia un estrecho riachuelo enfangado, de mas o menos 1km de destancia. Tuve que hacer esta zona con mucho cuidado, ya que en muchos de los tramos la superficie no era sólo fango, sino que había piedras bajo el agua de las que había que tener cuidado, ya que en uno de los pasos me resbalé y me hice una herida en la rodilla.
Una vez terminado con el saco, tocaba volver a pasar por los Tablerone, pero esta vez por el interior de ellos al estilo Rambo. Sobrepasado este pequeño obstáculo y un par de muros sin importancia, la ruta tomaba sentido directamente hacia un estrecho riachuelo enfangado, de mas o menos 1km de destancia. Tuve que hacer esta zona con mucho cuidado, ya que en muchos de los tramos la superficie no era sólo fango, sino que había piedras bajo el agua de las que había que tener cuidado, ya que en uno de los pasos me resbalé y me hice una herida en la rodilla.
Y ya entrados en la recta final nos encontramos con el más largo de los lagos de agua marrón por los que nadar para llegar a una montaña de barro en la otra orilla, donde comenzaba de nuevo un tramo de alambre de espinos, esta vez con un suelo super enfangado.
Tras pasar el alambre de espino, sólo quedaba saltar la leña de un fuego e intentar esquivar a maromos de dos metros de alto intentando golpearte y cerrándote el paso para, por fin, sobrepasar la ansiada línea de meta.
Tras pasar el alambre de espino, sólo quedaba saltar la leña de un fuego e intentar esquivar a maromos de dos metros de alto intentando golpearte y cerrándote el paso para, por fin, sobrepasar la ansiada línea de meta.
RESULTADOS
Mis pantalones negros quedaron totalmente marrones, ya véis en la foto de arriba cómo acabé, gracias a Dios no hice esta carrera en Huelva, de lo contrario mi madre no me dejaria entrar en casa ni pagando. Finalmente acabé el recorrido en 1 hora, 36 minutos y 13 segundos, quedando en la posición 1066 de un total de 3245 participantes.
El camino puede parecer agotador, pero es tal la diversión y la variedad de retos que no se hace tan largo como una carrera al uso. La verdad, la carrera fue algo menos dura de lo que esperaba, necesité mucho más entrenamiento y preparación en la última carrera que hice en diciembre, nadando desde la playa de Bondi hasta la de Bronte, en Sydney.
Todo esfuerzo tiene su recompensa, y esta vez dicha recompensa fue dada en forma de medalla a todo aquel que finalizó la prueba, un bonito recuerdo de Australia que acabará colgado en mi cuarto cuando vuelva a España.
TRABAJANDO COMO VOLUNTARIO
Era el negocio perfecto. Ellos necesitaban ayuda y tú no quieres gastarte $95 más gastos adicionales ($16 en transporte, $40 en alojamiento la noche anterior, $40 dólares en guantes para las pruebas y comida). Podías elegir diferentes lugares donde trabajar como voluntario y finalmente mi amigo Sebastian y yo nos quedamos en la carpa donde los participantes dejaban sus pertenencias.
La verdad es que aunque parezca aburrido, fue una experiencia agradable, sobre todo recibiendo a la gente que ha terminado la carrera. Tú les preguntas cómo ha sido, ves la alegría en sus caras y el barro en sus cuerpos, los disfraces, etc.
Finalmente, te vuelves a casa no sólo con una carrera más a tus espaldas, sino con un fin de semana de auténtico entretenimiento. Pude disfrutar un poco más de la parte más intimista de Australia, ya que la noche anterior me quedé en un pequeño pueblo llamado Picton.
Sebastian y yo pudimos al fin participar juntos en una carrera, ya que semanas atrás nos habíamos apuntado a una del estilo que fue cancelada por la lluvia. El logo mostrado a continuación fue creado para el nombre de nuestro equipo: Thrift Fraser. Thrift debido a la canción "Thrift Shop" tan de moda por estas tierras, y Fraser porque fue la isla donde nos conocimos, haciendo un tour en Fraser Island en mi viaje a lo largo de la costa este australiana.
Los elementos del logo son un Dingo (animal característco de Fraser Island), un Geep (vehículo de transporte durante el tour), un mango robado que cogimos desde un árbol y un teclado roto, mencionado en la canción.