La guerra de los botones. Cuando lo más importante en tu vida es simplemente pasarlo bien

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¡Nos han llamado gallina! ¿Sabes lo que significa gallina? 

Es como... ¡Pedazo de cobardica!

Seguramente, una película protagonizada por niños, si está realizada con un mínimo de calidad, va a conseguir casi desde el primer momento que el espectador se traslade automáticamente a la realidad mostrada con el mínimo esfuerzo posible. 

Es obvio, todos hemos pasado por esta época, todos en mayor o menor medida tenemos buenos recuerdos de nuestra infancia y sin pensarlo nos ponemos a comparar la mostrada con la nuestra, al menos a mí me pasa algo así.

La guerra de los botones es una película con un contexto similar al mostrado en la clásica La vida es bella, sólo que aquí se deja muchísimo más de lado el dramatismo centrándose en la percepción de la realidad de estos niños. En la época de la II Guerra Mundial, cuando los alemanes dominan media Europa, incluida Francia, los niños de dos pequeños pueblos del país mencionado se encuentran en situación crítica: ¡No se soportan y han decidido declararse la guerra!, a la que titulan La Guerra de los Botones, cuyo vencedor será el que más botones arrebate a su contrincante.

Tráiler (Ver en Youtube)

La película en cuestión ha sido dirigida por Christophe Barratier, director ya reconocido por la famosa Los chicos del coro, y está basada en una novela de Louis Pergaud, de la cual ya existía una adaptación (también francesa) realizada en 1962. 

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La historia está contada del bando de los de Longeverene, uno de los dos pueblos. Los protagonistas de la cinta son los cabecillas del ejercito de Longeverene, cuyo líder es Lebrac, el mayor de todos ellos. 

A pesar de su condición, él no es un chulo de tres al cuarto como el líder del pueblo rival, es un chico con poca cabeza para los estudios pero muy honrado con sus ideales, y al tiempo que hace de estratega para ganar la guerra, intenta dominar el corazón de una niña de ciudad recién llegada al pueblo para refugiarse, que lo rechaza por poco intelectual.

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Lo interesante de esta película está en el hecho de conseguir fácilmente que algo tan simple como que el que te quiten los botones de una camisa, te tiren a un charco de agua o el que vuelvas a casa vencedor lo sientas como algo realmente importante, como algo que puede dañar tu orgullo o pueda definirte como persona el día de mañana.

A los niños que vemos en esta película no le interesan que los alemanes estén dando vueltas por el pueblo buscando judíos que llevarse, que una familia pase hambre o que tu padre esté formando a escondidas una resistencia, ellos sólo cuentan botones, y es entonces cuando recuerdas tu infancia, cuando salías a la calle a jugar a Policía y Ladrón intentando ganar la partida como si fuera lo último que fueses a hacer en tu vida.

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Puede que algunos echen de menos que el trasfondo adulto de la historia esté poco detallado o sea poco serio. No sé hasta qué punto abarca la novela este tema pero en mi caso yo no lo he necesitado en absoluto.

Como resultado, tenemos una bonita película con un excelente doblaje y una aventurera banda sonora, que si bien no pasará a la historia por emotiva ni trascendental como si pueda pasar con la mencionada La vida es bella, cumple perfectamente con el cometido de hacernos pasar un rato agradable, disfrutándose de principio a fin en sus 100 escasos minutos.

Nota: 7/10